¿Y si en lugar de empleados tuvieras fans?
Durante la época de pandemia mundial, donde de manera forzosa y precipitada se instauró el trabajo desde casa y se frenó la interacción física, los empleados pudimos vivenciar algo inesperado: una mayor satisfacción laboral vinculada a un cambio físico del entorno de trabajo.
En estos momentos de aparente vuelta a la normalidad, todo indica que este índice está descendiendo y que las organizaciones en general no están abordando de manera adecuada la gestión de expectativas y necesidades de sus empleados.
Para involucrar realmente a las personas de todos los niveles y transmitir los mensajes de la organización, es preciso, ahora más que nunca, potenciar la comunicación interna. Sabemos que los empleados comprometidos son el mayor activo de una empresa: se sienten más vinculados al proyecto organizacional, están más alineados con la estrategia y son, en definitiva, más eficientes y productivos.
Pero las cosas han cambiado. Antes, la comunicación simplemente “ocurría” por todos lados: en la mesa del jefe, en la máquina del café, en la cantina, camino del parking de empresa, al doblar una esquina… En un contexto híbrido y remoto, sin embargo, es necesario potenciarla y generar situaciones de manera deliberada y proactiva para que fluya en todas direcciones: de manera ascendente, descendente y horizontal.
Cuanto más conectados se sientan los empleados, mejor será su desempeño y mejores los resultados empresariales»
Durante varias décadas hemos vivido y construido la cultura corporativa de manera presencial, a través del día a día. Con el nuevo paradigma de trabajo, se hace imprescindible potenciar la cultura y la marca de manera deliberada e intencional. Ya no contamos en todo momento con la cercanía, las cosas no van a ocurrir si no facilitamos que ocurran.
Si bien la comunicación es clave, otro componente igualmente importante son los espacios: antes solo eran un medio, el lugar físico donde trabajar, sin embargo ahora se convierten en mucho más, un punto neurálgico donde co-crear, compartir y experimentar. El lugar donde la cultura y los valores de la empresa cobran vida.
Por primera vez los espacios van a evolucionar a favor de los empleados y no al revés, para favorecer que estos puedan desplegar todo su potencial»
Porque no se trata solo del dinero o del tiempo que cuesta adecuar el ecosistema de trabajo al cambio. Se trata de la experiencia, la identidad, la conexión y el orgullo que se generan.
Nausica Riccio
Especialista en RRHH y trabajo híbrido